ENSEÑA TU PUEBLO A LOS TUYOS CON UN AGRADABLE PASEO

¿Me enseñas Lastras de Cuéllar?

Julio 2022

SABOREANDO LAS CALLES DE LASTRAS DE CUÉLLAR

Si no conociste las calles de tierra de este pueblo, procura acompañarte de un “mayor” y te ayudará a desgranar cada uno de estos pasajes.

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Iglesia del Pueblo Julio 2022

UN RECORRIDO POR LAS CALLES DE LASTRAS EVOCANDO AQUELLAS DE LOS AÑOS 50

Hoy, seis de junio de dos mil veintidós, quiero proponer un paseo por alguna de las calles de Lastras de Cuéllar. No busques alarde de literatura, pues se ha procurado emplear las mismas palabras que estaban al uso para que todo se entienda mejor.
Probablemente hemos andado, siempre, muy deprisa por las calles de nuestros pueblos. Recorrerlas, es muy diferente a sentirlas. Sentir una calle, es saborear sus edificios, sus aceras, sus árboles, reconocer a los vecinos, identificar a los “forasteros”, criticar el estado de los pavimentos, el uso que hacemos con ocupaciones no acorde a la ciudadanía y muchas cosas más.
Siempre tendremos, al menos, una oportunidad de pasear las calles que otros tiempos fueron compañeras de la vida.
Hoy quiero sentir, primero en el papel y en su momento físicamente, esas calles de mi primera infancia y compartirlas con otras personas, amigos, familiares, conocidos, a los que cuente y explique lo que cada una lleva dentro de mí. Es muy probable, que la redacción de este escrito, me transporte al lugar y vuelva a recordar hasta el olor de la tierra. Las calles que quiero recordar “eran de tierra”.
¡Lástima! Cada vez son menos los vivientes que conocieron aquellos lugares. Lógicamente, el lector joven puede darlo un tinte turístico rural y no impregnarse del sabor y la esencia que desprenden. También es cierto que no son las mismas, ni en edificios, ni en acerados, pero el trazado se sigue manteniendo.
El urbanismo no ha entrado en lo rural. La especulación del suelo, únicamente se ha reflejado en el enseñoramiento de la vivienda ostentosa, sin menoscabar la disponibilidad de habitabilidad acorde a los días presentes.
Son pocas fachadas las que han permanecido en pie, pero no es menos cierto que quedan suficientes para evocar las linderas que fueron modificadas.
Voy a comenzar el paseo por las calles de Lastras de Cuéllar y nos vamos a citar en la plazuela del tío Capota (hoy C/Ramón y Cajal nº26-28-30).
La puerta conserva la chapa de la bocallave con las iniciales de sus creadores, así como el año.

Podemos observar la casa del número 26, hoy propiedad de mis tíos, que se conserva tal y como la conocí en los años 50. (Algún arreglillo, para evitar su ruina, habrán realizado, pero se mantiene perfectamente) Hasta la entrada quedó más baja que la acera por culpa de la pavimentación impensada de las Diputaciones Provinciales. Claro que, como está la casa, todas las demás.
Si pudiéramos pasar al interior, observaremos la sala y sus alcobas, la cocina con su tragaluz y el sobrado, al que se accede por una escalera de madera, suficientemente estrecha y empinada. Son todas así. (Algún morador, entrado en años, puede atestiguar como era la subida de los sacos de grano al hombro: agacharse para no pegar en el dintel de la puerta, y deseando llegar a la panera). No puede faltar la cuadra del ganado en la parte trasera, tan necesario para la labranza y en convivencia perfecta con sus amos. (Algún niño o joven diría “qué de mascotas tenían”).
Enfilamos calle abajo, siempre en modo paseo distendido, recordando que por el centro, en días de lluvia, se formaba un regato de cierta importancia, sin llegar a meterse en los portales. Hasta hace muy poco, el saneamiento municipal sufría de atrancos o malas pendientes y el agua reculaba, saliendo por las viviendas antiguas.
 (En las nuevas, estaría bueno que eso sucediera, cuando han sido subidas de nivel dos o tres peldaños sobre la acera actual, graves barreras para los mayores).

En el número 32, se dispone de una carnicería. En los años cincuenta, recuerdo como mínimo tres. No creo que vendieran, entre todas, el 20% de la actual.
Pasada la calleja, ahora en el 34, sigue una vivienda de la época. Las fachadas eran fábricas distinguidas, no así los interiores y las medianerías. Los dueños de esta casa dispusieron de la primera televisión del pueblo y de la que disfrutaban los vecinos en ocasiones especiales.
Seguimos el paseo y giramos a la izquierda. Nos encontramos con la fuente del tío Gil. Edificios de mampostería de cierta potencia, las propiedades de aquel señor.

Mantenemos la izquierda y vamos en busca de las viviendas de la panera. Ya no existen en su totalidad. Parte era ocupado por la escuela de niñas. Hoy es un centro de ancianos, con uso muy limitado. Por frente, existía un molino de harina.

(Viejo molino donde se molía el trigo. El muelle de carga facilitaba el acule de los carros para conseguir el nivel con el suelo del interior).

Ni qué decir tiene, esta actividad, hoy no se usa. Al lado del molino la casa del sacristán (en otros años), rehabilitada en la actualidad. Vamos subiendo hacia la iglesia y atravesamos la carretera de Segovia. A la derecha tenemos un edificio anterior a los años cincuenta. Es la Sociedad de Socorros Mutuos.
Fue sala de baile y bares. En frente, con la carretera citada por medio, estaba una de las antiguas pistas de baile. Hoy la pista, ha sido transformada en edificio de tres plantas, propiedad de CaixaBank, donde hubo una oficina bancaria que daba seguridad a los vecinos y sus ahorros y en la actualidad, mal uso tiene.
Quizás por remordimiento, mantienen un cajero y un autobús visita a los ahorradores una vez por semana. (La administración se olvida de los pueblos).

Seguimos, calle arriba. Dirección al camino de Cantalejo (C/ del Sol) Pasada la Sociedad de Socorros Mutuos, tenemos una antigua “casa cuartel de la Guardia Civil”. Un edificio que no ha sufrido variaciones. También es cierto que ha quedado en desuso. –calle por medio y paralelo al cuartel se encuentran las casas de los maestros, cuando les había. Hoy es Centro Cultural del pueblo.

Unos pasos más y, a la izquierda, veremos la iglesia del pueblo. También un caserón, que en otro tiempo fue “la cilla”, según se deduce de un rótulo en la pared.

Sin movernos, pero orientando la mirada a la derecha, vemos un jardín, ocupando el solar donde se levantaba un frontón o “Juego de Pelota” como dirían los abuelos. Pocos lo recuerdan hoy, a pesar de los grandes eventos acontecidos en este lugar de concentraciones.
Seguimos calle arriba (C/Obispo Llorente) en busca del camino de Cantalejo, sin abandonar la calle. Ala derecha un edificio original nos llamará la atención. Es anterior a los años cincuenta. Yo siempre lo conocí en pie.
Pues bien, este es el cine del pueblo, bueno, era. Cuando llega la televisión, como en tantos otros, desaparece el pase de cintas y evita la reunión de censura previa de las autoridades del pueblo. Antes de conectar con el camino de Cantalejo, encontraríamos un pilón, “Abrevadero de ganado”. Ejecutado con sillares de piedra caliza, probablemente, de gran tamaño, cuyas juntas siempre perdían agua por las que salían las algas. En su lugar tenemos un jardín sin valor alguno, si comparamos con lo que representaba aquél pilón.
Dejamos a la derecha el camino de Cantalejo, que se pierda en las tierras y pinares que van a hacer límite con Torrecilla del Pinar. (Término contra término, que así nos referimos cuando hablamos de los campos).
Mantenemos la brújula en la dirección de la calle Bajada del Sol. Es cierto que esta orientada al mediodía, con una trayectoria perfecta Este-Oeste.
Este tramo final ha sido modificado a ambos lados por viviendas de nueva planta, siendo difícil de recordar su fisonomía en los años que nos ocupa. Llegaremos hasta el final a visitar las eras de arriba, aunque hay dos nuevas viviendas a modo de muro y tapón que nos invitarán a girar a la izquierda.
Estamos en la calle Mayor, porque lleva a la Plaza Mayor y al Ayuntamiento y es una de las más largas del pueblo.

Y pasaremos por la fuente de arriba ¿centro de transformación a la vez?
Un poco más abajo y a la derecha, nos encontramos otra vivienda de igual trazado que la que nos sirvió de partida.

(Decían “la casa del tío Tocino”. Pueden ser las viviendas más antiguas “en pie” y que marcan una época). Avanzando hacia la plaza, dejamos a la izquierda la vivienda del cura y bordearemos esta rumbo a la iglesia. (Construida en varias etapas, como en todos los pueblos, según se iba disponiendo de dinero y no menos entusiasmo popular).

La iglesia es un edificio completamente exento y vale la pena circunvalar, observando unos contrafuertes que cortan gruesos muros de mampostería. Si está abierta, no pierdes nada por visitarla, como a todos los monumentos de esta índole.

Volvemos a la Plaza Mayor y visitamos el edificio del Ayuntamiento. Un porche de entrada formado por grandes arcos sobre gruesas pilastras. En la parte inferior, por los cincuenta, teníamos allí la escuela, siendo dos locales de la planta baja destinados a “escuela de chicos”. Años anteriores también fuera escuela, según se deduce de la foto de estos alumnos de los años 20 (1929?). Para un solo maestro, tantos alumnos.

¿Recordáis donde estaba la escuela de niñas? Años después se construirían unos grandes edificios a la entrada del pueblo, que permanecen muertos de risa por falta de niños. (Esto es frecuente en la mayoría de los pueblos) ¡Qué falta de visión de futuro! Pensando llenar las aulas de…
Salimos de la plaza en dirección norte y, a pocos pasos, tomaremos la calle de la fuente y volveremos en dirección a las eras de arriba. Llegaremos hasta el final del pueblo y encontraremos unas viviendas de protección oficial.

A la izquierda “los barreros”. Debemos pasear por los caminos que delimitan estos barrancos, con agua o no en su fondo, y leer los carteles que nos explican la razón de ser. (Hace sesenta y cinco años y más, era una industria la extracción de arcilla en estos lugares, que convenientemente amasada y sobada, era transformada en tejas, ladrillos, botijos, fuentes, cantaros, potes y similares).
Vuelta atrás y dejando la fábrica de resina y derivados a nuestra derecha, con su torre esbelta y temeraria, (eran ejecutadas por albañiles especializados, más bien, dotados de oficio, que de recursos técnicos) nos metemos en la calle de las bodegas.
​​​​​​​A ambos lados veremos unos edificios bajitos, vale la pena visitar su interior, aprovechando la puerta abierta de algún propietario. Son edificios mimados por sus dueños, de forma especial en el interior. Completamos el trayecto y nos encontramos en la carretera. Giramos a la derecha y, carretera abajo, a unos pasos, cruzamos al otro lado y tenemos la calle del Ganado. (Todos los nombres de las calles tienen razón de ser). Por esta calle subía el ganado que había ido a pastar al prado y de paso beberían en el abrevadero, que allí se encontraba.
Seguimos en dirección poniente, existía una fuente “la Manivela” y el sobrante discurría por un regato, encañado o no, hasta llegar a otro abrevadero, más humilde que el citado en el inicio del camino de Cantalejo. (Renglones arriba hacemos referencia).
En esta calle se encontraba la segunda pista de baile. También un palomar al final de la misma.
Para no salirnos del pueblo, ahora en la parte opuesta, giraremos a la izquierda una vez lleguemos al camino de Cuéllar, y a unos minutos, nos cruzaremos con la calle del Pozo. (Había un pozo de donde se sacaba el agua a cubo y cuerda o gancho. En la actualidad me dicen que hay una trampilla de acceso). Seguimos subiendo y nos cruzaremos con la calle Ramón y Cajal, nuestro punto de salida.
Si un lugareño os acompañó y os fue explicando lo que veíais durante el trayecto, es seguro que habrá sido agradable y evocador el paseo.
Podría estar abierto el “bar Santi”. (En otros tiempos la taberna del tío Lidio estaba en frente), y podréis refrescar la garganta, ahora sin polvo, pues las calles fueron hormigonadas.

MS.(julio de 2022).

Nota: Se redacta este guión, para recorrer el pueblo de Lastras de Cuéllar y conocer parte de su esencia. Aprovechad, antes de que los hombres de la boina y la pana negra, y las mujeres del pañuelo de pico y el mandil de las aldadas no puedan hacernos de guía.
Aldada: Pregunta a los del párrafo anterior, que en la RAE, puede que no venga.